sábado, 24 de octubre de 2009

APARECIÓ EL Nº 95 DE "MARCHA" (Octubre)

- Noticias del Club de Cultura Socialista de Neuquén

- Reuniones mensuales: el miércoles 30 de septiembre a las 20 hs., en Belgrano 778 de Neuquén, se llevó a cabo la exposición de Ramón Martínez Guarino “Un pantallazo sobre el proceso en Uruguay: el gobierno del Frente Amplio y las próximas elecciones del 25 de octubre”; y el miércoles 14 de octubre a las 20 horas y en el mismo lugar Osvaldo Calafati brindó una charla sobre el tema “Últimas tendencias del marxismo”.
- Publicaciones. Se recuerda a los asociados y amigos que se encuentran en venta en las librerías de la región y en el Club el número uno de la “Revista Socialista” y el libro (coedición con la editorial universitaria EDUCO) “Petróleo y económica neuquina” de Adriana Giuliani y Nora Díaz.
- Concurso de Monografías: Premio Club de Cultura Socialista - Fundación Confluencia
Este llamado a concurso ha tenido una amplia difusión en la región y muy buena respuesta de los asociados y amigos del Club, ya que hasta la fecha han solicitado el envío del Reglamento más de una veintena de postulantes. Para mayor información llamar al 0299 442 5926 de 17 a 20 h. o enviar correo electrónico a:
clubculturasocialistaneuquen@yahoo.com.ar o ajlgarcia@fibertel.com.ar.


A nuestros lectores:

América Latina está viviendo un momento crítico en su historia. Por un lado hay un despertar de las masas populares y de los pueblos preexistentes a la colonización europea, que van tomando conciencia de sus derechos y de la injusticia de un sistema que los condenó a la explotación y a la marginación; por el otro, han aparecido en la región gobiernos progresistas que acompañan –en algunos casos encabezan- este proceso de cambio pero, también e inevitablemente, ha surgido la reacción conservadora que trata de impedirlo. Podemos identificar en América Latina a tres bloques de países: los que a nivel gubernamental son de un claro signo de izquierda, grupo que incluye a Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador; el de gobiernos populares con una línea más moderada, como es el caso de Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Nicaragua, y, finalmente, un núcleo duro de derecha, en el que están México y Colombia, a los que hay que agregar los casos de Perú y Panamá, en donde la derecha ha ganado las elecciones. Honduras, que con el presidente Zelaya intentó sumarse a los grupos de países rebeldes, fue desplazado por un golpe de estado que colocó en su lugar a Micheletti (a quien los hondureños bautizaron como “goriletti”, en un argentinismo que nos debería llenar de vergüenza), cuyo gobierno de facto tiene una creciente resistencia popular.
En estos días se juega el futuro de Honduras y también, en las mesas electorales y no en una mesa de negociaciones, el futuro de Uruguay. El candidato de la izquierda, José “Pepe” Mujica, ha asegurado una relación más comprometida con América Latina y con el fortalecimiento del Mercosur y Unasur que la seguida hasta hoy por Tabaré Vázquez. El resultado de las elecciones en Uruguay y la resolución de la crisis en Honduras son trascendentales para toda América Latina. Debemos tomar conciencia que lo que ocurra en estos países hace al futuro de todos. Parafraseando a Atilio Borón podemos decir que “así como el capitalismo está librando una lucha planetaria para enfrentar su crisis, los movimientos sociales y las fuerzas progresistas no pueden dar una lucha local, parcial y parroquial, sino que es necesario concretar una coordinación de todas las resistencias a lo largo y ancho del Continente. Este es el gran desafío de los actores populares”.

Revisando la biblioteca

El Che Guevara y Gramsci
José Aricó

Texto fechado en México, el 8 de octubre de 1977 que sirvió como prólogo a una antología de Guevara realizada por el gramsciano argentino, fundador de la Revista “Pasado y Presente” y del Club de Cultura Socialista de Buenos Aires que lleva su nombre. Escribió libros fundamentales para la “traducción” del marxismo en América Latina, tales como “La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina”,” Marx y América Latina” y el póstumo “La hipótesis de Justo. Escritos sobre el socialismo en América Latina”.

“Queremos reivindicar la figura de un dirigente revolucionario, poseedor de una experiencia no por breve menos rica, de un conocimiento de la teoría no por heterodoxa menos profunda, de una ética no por utópica menos realizable. Queremos mostrar que en su etapa de revolucionario «constructivo» de la nueva sociedad, Guevara supo partir de una concepción clara de lo que se debía y podía lograr y de un conocimiento adecuado de los medios a los que era preciso apelar para conquistarlo. Es posible que sea aún prematuro pensar en la reconstrucción científica y no apologética del pensamiento de Guevara, y que resulte inevitable la etapa presente de exaltación de su ejemplo, de su intransigencia revolucionaria, de sus esperanzas en un hombre nuevo. Es demasiado profundo el sacudimiento que provocó su presencia en la conciencia de los latinoamericanos y de todos los oprimidos del mundo como para que pueda abrirse paso con facilidad el juicio ponderado y justo de la validez de su acción y de su pensamiento. Pero debemos reconocer que ésta sigue siendo una deuda que todos tenemos con él y con la revolución latinoamericana. Porque no se trata simplemente de ajustar cuentas con un pasado, de arribar a un juicio histórico que nos permita explicar, sin mentirnos a nosotros mismos, el sentido de todo lo que ocurrió. El Che murió defendiendo la causa de los explotados y de los oprimidos de este continente y del mundo entero, sacrificó su vida en la realización de un proyecto de nueva sociedad que aún debe ser conquistado. Comprender su pensamiento y acción es también analizar los problemas que hace aflorar la revolución aquí y en el mundo, reconocer las dificultades que debe sortear el socialismo para ser real y no formal. En un momento de crisis y de perplejidades, el rescate del Che representa una toma de partido que divide tajantemente las aguas, que define claramente los campos. Adoptar el partido del Che significa reafirmarse en la convicción de que el socialismo y el hombre nuevo siguen siendo objetivos realizables, por los que vale la pena la lucha y el sacrificio. Cuando se quiere identificar al socialismo con la barbarie y se descree de la capacidad de los hombres de liberarse de las lacras del capitalismo para alcanzar una sociedad sin clases, igualitaria y libre, el pensamiento del Che se revela como el antídoto de la decepción, como esa sabia conjunción de pesimismo de la conciencia y de optimismo de la voluntad que reivindicaba Gramsci como lema de todo revolucionario cabal.
Frente a la socialdemocratización que amenaza disgregar la esperanza socialista en el mundo y empantanarla en una realpolitik devoradora, el ejemplo del guerrillero heroico, del «compañero ministro», del internacionalista sin prejuicios ni chovinismos, del socialista integral, seguirá siendo por muchos años un patrimonio a defender.”

Contenido temático del Boletín Marcha No. 95:

Por primera vez, en los varios años que llevamos editando Marcha, dedicamos prácticamente todo el boletín a nuestro país. Es que octubre ha sido pródigo en noticias y en temas de debate: en primer lugar se aprobó la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, una medida histórica que hace a la democracia argentina y que termina con una disposición impuesta por el gobierno de Videla; en segundo lugar, los principales responsables de la acumulación injusta de riqueza y, como consecuencia, de la marginación creciente de poblaciones enteras han descubierto, horrorizados, que existe la pobreza; como decía Elena Walsh: el diablo primero inventa pobreza y enfermedad y después crea las sociedades de caridad. También en octubre se planteó el conflicto laboral en la ex Terrabussi, ahora de capital norteamericano, y, por otro lado, se debatió la posibilidad que se vuelva a recibir créditos del FMI. Respecto al primero de los temas, reproducimos un artículo de Carlos Gabetta “Lo que está en juego”, que expone varios antecedentes internacionales aparentemente desconocidos por nuestra prensa. Sobre el segundo tomamos dos artículos: el de Carlos Heller “Pobreza y fabricantes de pobres” y uno que desarrolla el problema en forma muy simple, como lo hubiera escrito el inolvidable Fontanarosa: “Inodoro Pereyra y la injusta distribución” por Ricardo Luis Mascheroni, profesor de la Universidad Nacional del Litoral. Sobre el conflicto laboral optamos por un artículo de Alfredo Zaiat: “Delegados”, mientras que para el debate sobre el retorno al FMI tenemos dos opiniones: la de Mariano Borzel “Cantos de sirena” y la de Juan Santiago Fraschina “Romper el colonialismo mental”. Por último, cerrando esta entrega, un artículo sobre el imperialismo “La defensa, el ataque y la economía política” de José Luis Fiori. Esperamos que resulten de utilidad para todos ustedes.

Índice

- “Lo que está en juego”, por Carlos Gabetta
- “Pobreza y fabricantes de pobres”, por Carlos Heller
- “Inodoro Pereyra y la injusta distribución”, por Ricardo Luis Mascheroni
- “Delegados”, por Alfredo Zaiat
- “Cantos de sirena”, por Mariano Borzel
- “Romper el colonialismo mental”, por Juan Santiago Fraschina
- “La defensa, el ataque y la economía política”, por José Luis Fiori


Lo que está en juego
Carlos Gabetta (Le Monde Diplomatique, octubre 2009)

Los medios de comunicación, sobre todo los que se estiman más perjudicados y califican de “atentados a la libertad de prensa” el intento del gobierno argentino de reemplazar una ley impuesta por una dictadura, escamotean la reflexión sobre el marco global y los antecedentes internacionales en los que deberían inscribirse el debate sobre la nueva Ley de Servicios de comunicación Audiovisual, aprobada por el Congreso.
La paradoja de que los medios oculten al público información que les concierne da cuenta de la importancia del debate. El marco global de análisis y los antecedentes existen y vienen siendo mencionados desde hace años, en el país y el extranjero, por diversos especialistas, universidades, organizaciones y medios de comunicación alternativos. Pero ya se sabe que en la sociedad moderna, lo que “no sale en televisión” o en los grandes periódicos, no existe. La memoria elige lo que olvida, aseguraba Borges.
Sin embargo, la polémica sobre el significado y la aplicación de la libertad de expresión en un sistema de propiedad privada cada vez más concentrado es de una enorme trascendencia. Ocurre que el control de medios cada vez más poderosos en pocas manos se articula con otro fenómeno contemporáneo: la crisis capitalista reproduce las crecientes desigualdades económicas en los niveles educativo: mejor educación (aunque menos cultura, en el sentido clásico) para élites cada vez más estrechas, y empobrecimiento educativo, si no analfabetismo liso y llano, para capas cada vez amplias de la población. El desmantelamiento de los Estados durante el período neoliberal acentuó esta tendencia, incluso en las sociedades más avanzadas.
En este marco, la explosión tecnológica y productiva, que pone a disposición de un público cada vez más amplio una gran variedad de soportes informativos –de cuyo contenido es más que permitido dudar, que resulten de interés ciudadano- otorga a los dueños de esos medios un poder que excede el de la información.
Deteriorado el espacio educativo que otorga sentido crítico a los ciudadanos, y diversificada y vulgarizada al extremo la información, los medios han devenido algo así con el Oráculo de estos tiempos. Sólo que en lugar de revelar los misterios del universo, como entre los caldeos, obran ahora el milagro de ocultar todo problema, toda pregunta, todo futuro, tras un manto de trivializaciones, escamoteos y medias verdades, cuando no falsedades absolutas.
En el mirífico e inamovible presente que reflejan los medios, lo esencial no solo es invisible a los ojos, también al entendimiento.
El informe MacBride: conviene por lo tanto historiar brevemente y ofrecer las principales recomendaciones del “Informe MacBride”, un trabajo muy conocido por los especialistas pero ignorado por los grandes medios, a pesar de sus extraordinarios antecedentes.
Es que hay razones. En 1977 la UNESCO confió la presidencia de una Comisión Internacional encargada de desarrollar un estudio planetario sobre los problemas de la comunicación al abogado irlandés Sean MacBride, entre otras cosas ex ministro de Relaciones Exteriores de su país, premio Nobel de la Paz 1974 y premio Lenin 1977, fundador en 1946 de Partido Republicano y ex Alto Comisionado de las Naciones Unidas en Namibia.
El origen de la Comisión fue precisamente un discurso de MacBride en la UNESCO en junio de 1977, centrado en la fragilidad y vulnerabilidad de la prensa a consecuencia de las presiones económicas, financieras y políticas. MacBride sugirió que la UNESCO debería analizar el tema y elaborar un informe e, incluso, cierto marco normativo para proteger el derecho a la libertad de expresión de los ciudadanos del mundo. La repercusión del discurso hizo que la UNESCO decidiera crear la Comisión y nombrar presidente a MacBride, quien no tardó en rodearse de colaboradores de irreprochables antecedente: el fundador de Le Monde, Hubert Beuvev-Méry; el escritor Gabriel García Márquez; Leónidas Zamiatine, portavoz del gobierno soviético, y el sociólogo canadiense Marshall MacLuhan, entre otros.
Los trabajos de la Comisión comenzaron en diciembre de 1977 y duraron tres años en un clima que, según afirmó luego el propio MacBride, “no le inspiraba el mínimo optimismo”. En los años 70 las discusiones internacionales sobre el problema de la comunicación habían llegado al estadio de enfrentamiento abierto.
Las conclusiones y propuestas del “Informe MacBride”, aprobado por la UNESCO en 1980, provocaron una crisis en la institución, de la que aún no termina de recuperarse. Un par de datos ilustran su gravedad: el africano Mathar M’Bow, uno de los grandes apoyos de MacBride, fue relevado de su cargo como Director General; en 1984 el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, acabó retirando a su país de la organización, a la que no regresó hasta 2003, cuando todas las recomendaciones de la Comisión MacBride habían sido prácticamente olvidadas. Que un informe sobre comunicaciones precipite semejante crisis en un gran organismo internacional da la pauta de la importancia económica y política del tema.
¿Qué dice el Informe MacBride? Esencialmente:
• reivindica el derecho de todos los países a acceder a nuevas tecnologías y el de todas las sociedades a informarse e informar;
• afirma el derecho de los Estados (no de los gobiernos) a disponer de medios de comunicación y su deber de ponerlos a disposición de las organizaciones ciudadanas para contrapesar el poder de las grande corporaciones;
• propone estrictas medidas de control internacionales para los monopolio, en el entendimiento de que la concentración de medios atenta contra la libertad de información;
• promueve mecanismos de protección para los periodistas, no sólo respecto a su seguridad física, sino de su derecho a la independencia de criterio frente a las presiones empresarias y políticas, al mismo tiempo que requiere para la profesión un código deontológico basado en el respeto a la democracias y los derechos humanos, en la denuncia de las injusticias y la promoción de la igualdad.
El informe MacBride hace una serie de proposiciones detalladas en varios apartados:
• Política de comunicación para la independencia y el autodesarrollo.
• Refuerzos de las licencias para las tecnologías apropiadas.
• Nuevas tareas sociales para los medios de comunicación.
• Integración de la comunicación al desarrollo.
• Normas éticas y de integridad profesional.
• Democratización de la comunicación: componente esencial de los derechos humanos.
• Refuerzo de la identidad cultural para la dignidad humana.
• Acceso a la información técnica: recurso esencial para el desarrollo.
• Promoción de la cooperación internacional.
Por último, el Informe considera clave instaurar un Nuevo Orden Mundial de la Información y Comunicación (NOMIC), para que los países del entonces llamado Tercer Mundo (eran los tiempos de la guerra fría y de los procesos de descolonización) se encuentre en igualdad de condiciones financieras, culturales y tecnológicas con los países desarrollados en materia de medios de comunicación.
Algunas de las bases fijadas por el Informe para el NOMIC fueron: eliminar los desequilibrios entre el tercer mundo y los países desarrollados; impedir los monopolios; garantizar la pluralidad de las fuentes y de los canales de información; respetar la identidad cultural y el derecho de todos los pueblos del mundo a participar en los flujos de información internacional, etc.
Libertad de empresa: como se ve, nada pasible de entusiasmar a Fox News o al Grupo Clarín. Al colocar el problema de las comunicaciones en el marco de los derechos humanos, el desarrollo tecnológico equitativo y la igualdad de oportunidades, el Informe MacBride desenmascara el cacareo de las empresas sobre “libertad de expresión”, ya que éstas siempre, en todas partes, han considerado la libertad de todos como atentatoria de la propia.
La Ley de Radiodifusión que se intenta reemplazar en Argentina es al respecto una suerte de confesión: impuesta en 1980 por el dictador Jorge Videla, uno de los artículos prohíbe expresamente que las organizaciones sin fines de lucro (universidades, cooperativas, sindicatos, ONG, asociaciones vecinales, etc.) posean o gestionen ondas de radio o televisión.
Es por esto que, con todos sus defectos y omisiones, el proyecto de Ley de Comunicaciones aprobado es preferible a lo anterior. A pesar de las lamentables maneras, el presuroso inmediatismo, las triquiñuelas y la incompetencia de la mayoría de los dirigentes de la política argentina, indistinguibles casi de la sucia campaña de los grupos multimedia, algunos aspectos del proyecto fueron favorablemente modificados por los diputados y el tema se instaló en la opinión pública, que lo seguirá debatiendo.
Distinguir entre “libertad de expresión” y libertad “de empresa”, tal como indicó hace 30 años el Informe MacBride, es de vital importancia para consolidar sociedades democráticas e igualitarias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario